Bajo la Mesa











{febrero 20, 2007}   Bogotá de calle en busca de una identidad

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Los nombres de las calles se hicieron necesarios para recordar ubicaciones de lugares cuando empezó a extenderse la ciudad, con barrios como San Victorino, La candelaria, Egipto, Las nieves, Santa fe, La Catedral, éstas fueron nombradas no por una autoridad local sino por los mismos ciudadanos; en su mayoría, los nombres resultaban de asociaciones con lugares cercanos, de acontecimientos ocurridos allí, de personas que vivían allí. Se divulgaban de manera oral entre los capitalinos y de manera escrita mediante las actas de compraventa o de herencia, entre el siglo XVIII y XIX en la Notaría 1º de Bogotá.

Nunca fueron reconocidos ni estudiados por las autoridades, no representaban un valor cultural para la gente, hecho que para la época actual resulta un error fatal pues ahora intentamos rescatar esto pero es poco lo que se tiene de esta información, faltan nombres de las calles, no se sabe a precisión a que se deben los nombres y algunos has sido reemplazados por otros de épocas más recientes.

Recordemos que esos nombres que algún día fueron dados por nuestros antepasados, reflejan el vivir de esa época y son parte de nuestra identidad. Y no quedaron en la memoria de la gente a razón de no ser fundamentales.

Unas de las únicas fuentes que tenemos de éstos son los folios de la Notaria 1º, los cuales fueron empleados por Moisés de la Rosa, a inicios del siglo XX para recuperar los perdidos nombres, puesto que para esa época ya las calles se reconocían por numeración, después de una ardua investigación, De la Rosa logra un compendio con la recuperación de la mayoría de los nombres, el cual es publicado en 1939 en conjunto con la Academia de Historia y para conmemorar los cuatrocientos años de la fundación de Bogotá; gracias a este estudio, en Concejo de Bogotá emitió un acuerdo, el No. 45 de 1932, en el cual el art. 25 declara » proceder a colocar en la esquina de cada calle o carrera o en fracción de éstas, que en la ciudad antigua llevaba denominación especial, una inscripción que perpetúe el nombre histórico de la vía», esto logró la recuperación de una parte de la memoria fundamental no solo para Bogotá, sino para el país, pues esa Santa fe fue el inicio del país, «reflejo del estado del alma de aquellas generaciones, en ellos (los nombres de las calles) aparecen retratados sus creencias recuerdos heroicos y sus románticas evocaciones»

Es así, que ahora caminamos por las calles del centro y de la candelaria, y vemos en cada esquina pequeños cuadros con sus nombres, en letra que hasta evoca aquella época, calles por las que cientos de oficinistas y estudiantes transitan día a día, transeúntes que saben la historia del país, que sienten pertenencia a éste, pero ¿cuántos de ellos se sienten identificados con estas calles que alguna vez eran nombradas con títulos de santos, de próceres, de lugares y que hacían parte de la vida de nuestros antepasados? Más que ser elementos culturales con iconos de los colombianos, es una memoria material que vemos día a día pero que nunca consideramos importante.

Hoy la gente pasa, vive allí, y observa los nombres de las calles como un agregado decorativo a la arquitectura logrando un mayor impacto por ejemplo en los turistas. Pero no se pregunta el porqué de ese nombre. Que muchos de nosotros tal vez quisiéramos que nunca hubieran perecido, ahora podríamos vivir hablando y rememorando personajes, o eventos pequeños que sucedieron en esa época, no tendríamos que decir veámonos en la carrera 7 con 14 sino veámonos en la cara de perro.

La pregunta de por qué ahora llamamos a nuestras calles con números sólo tiene una respuesta, recordar tantos nombres resultaba tedioso, en cambio los números son fáciles de recordar, obviamente este fue un gran error para la identidad cultural, abrió un abismo entre el pasado y el presente en el cual muchas cosas se olvidaron, y a pesar de ser una nación que imita cualquier modelo de algún otro país, eso no sucedió en lo referente a este ámbito, como nos lo hace ver De la Rosa, puesto que en ciudades como Nueva York o París, aun conservan los nombres de sus calles, y sin ir más lejos Caracas o Sao Paulo, lugares donde la gente día a día recorre lugares sabiendo, por los nombres de las calles, hechos históricos acaecidos allí, personajes importantes, lugares como el barrio La Pastora en Caracas, son parte de la identidad del venezolano, cada esquina conserva el mismo nombre de hace 100 o 200 años. Algo positivo que se intentó recuperar, pero prevaleció la nomenclatura.

Se puede ver la relación documento-monumento, basándome en el texto de Jacques Le Goff, donde el documento es el texto que escribe Moisés De La Rosa que tiene como función divulgar la memoria histórica puesto que a nivel material no teníamos ningún referente de ésta que fuera de acceso público, privilegiando el dato y basándose en archivos. Se le dio forma a esta masa documental con la creación de estas placas que llevan los nombres sacados a la luz por el autor y a la vez podemos convertirlas en un documento-monumento por cuanto llevan información y algunos otros elementos importantes para la memoria.

Tomando como punto de partida la opinión de los que transitan diariamente La Candelaria en las encuestas realizadas respecto a que representa para ellos el que una calle tenga un nombre propio podemos concluir la falta de interés generalizado hacia este tipo de monumentos. El descuido por parte de los peatones y residentes de este espacio en cuanto no entienden el valor cultural que contienen.

A pesar que todos los nombres de las calles tienen un significado lógico y relacionado con el acontecer nacional del siglo XVIII la gente no conoce ni se esfuerza por deducir la razón de aquellos nombres. Consideran poco importante toda la historia que ellos encierran pues son testigos mudos del transcurso en el tiempo de la vieja Santafé y hoy la cosmopolita Bogotá, a pesar que éstos deberían tener igual valor cultural que cualquier otro monumento.

Si bien la placa en donde está plasmado cada nombre sólo tiene, a lo máximo, setenta años e incluso algunas menos de diez, los nombres nacieron en los albores del siglo XVIII, su existencia está más que comprobada y se encuentran en una gran cantidad, como se comprueba en el libro de De La Rosa. Estas son razones suficientes para que la historia nacional les dé el estatus que se merecen como parte de la identidad cultural nacional.

Se pudo también observar que las reacciones de los encuestados eran de indiferencia y mostraban reacios en cuanto al tema, ya sea por ignorancia o por falta de interés, pues la realidad colombiana nos enseña que el Estado maneja los elementos con los cuales el individuo adquiere identidad, decidiendo qué monumentos, héroes o historias realzar evitando la creación de un punto de vista crítico por parte del ciudadano, quien debería ser el que elige que elementos son más relevantes para matizar su identidad.

Es interesante ver como el extranjero se ve interesado por este tema, comprendiendo que cuentan la historia a su manera como también simbolizan la cotidianidad de una ciudad que se limitó a seguir con gran velocidad modelos de grandes ciudades, que en nada pudieron ser aplicadas de manera efectiva a está, mientras la historia paralela se gestaba en la vida de los pobladores que dejaron huella al bautizar sus calles y estos son verdaderamente quienes nos legaron esta hermosa ciudad. Resulta paradójico como un extranjero entiende el mensaje que sin palabras nos dan estos testigos silenciosos, mientras que un colombiano no se atreve a leer entre líneas.

El espacio en donde se sitúan estos nombres es bastante amplio y sus transeúntes se encargan de que la recepción de estos nombres sea diferente entre un lugar y otro. Es así como va a ser diferente la reacción de alguien que observe el nombre de la calle Real en un costado de la Plaza de Bolívar a alguien que observe la calle de Las Ranas en la actual calle 19 con 8ª; pues en el primer caso el ambiente ayuda a que se valorice su propósito lo que no sucede con el segundo pues el ambiente correspondiente arrastra la atención del individuo hacia otros hechos diferentes a su historia e identidad.

Una de las razones que me llevaron a investigar acerca de este tema eran la cantidad de diferentes nombres, sin orden o aparente coherencia, que incitan a la imaginación y al pasado. Por esto quiero hacer una breve reseña de algunos nombres de los cuales si se conoce su origen.

Se han clasificado de acuerdo a lo que representan, la vivencia de la religiosidad de los capitalinos esta en los nombres de San Andrés, San José, Santa Lucia, Santa Bárbara, San Bruno, Santa Isabel, Guadalupe, San Raimundo, Santa Marta. «El recuerdo de la gesta conquistadora fue tenido en cuenta y a el respondieron los nombres de las calles de Quesada, Galeano, Borja, La Conquista; la leyenda tuvo representantes en los nombre de Pecado Mortal, Mal Ladrón, Panteón, […] emociones gratas al espíritu dejaron sus nombres a las calles Del Amor, La Esperanza, Del Agrado, La Alegría, La Paz (ver fotos 13 y 20); y los que deprimen, en las calles de La Fatiga (ver foto 5), Los Dolores, El Afán y de La Agonía.» . Otros grupos que evocan la patria, la topografía urbana y la naturaleza.

Algunas muy obvias como la calle Del Carmen, ubicada en la carrera quinta con calle novena, debe su nombre a que allí se encontraba el convento del Carmen; algo sucede con la de Las Aulas, ubicada en la carrera sexta con calle novena, pues allí quedaba un edificio del mismo nombre en la esquina. Una parecida es la calle de El Cedro, ubicada en la calle novena entre carrera primera y segunda, debe su nombre a un enorme cedro corpulento y antiquísimo que ya no se conserva.

Las calles primera, segunda y tercera de La Carrera que comprenden la carrera séptima de la calle séptima a la décima deben su nombre a que allí fue el hipódromo de la vieja Santafé.

Respecto a la relación en la topografía encontramos la calle de La Agonía, actual calle novena entre carreras tercera y cuarta, que debe su nombre a que cuando el peatón sube llega casi agonizando debido a su pendiente. Y la Del Embudo, hoy carrera segunda entre calles trece y catorce, y debe su nombre a que las aceras de calle forman un ángulo agudo dando la forma de un embudo.

Otros nombres se derivan de establecimientos característicos, como la calle Del Coliseo, pues allí existió el primer teatro construido en la ciudad llamado así. La calle De La Moneda también debe su nombre a La Real Casa de La Moneda que aún existe. Otra es la calle De La Catedral por razones más que obvias, algo parecido sucede con la calle Del Colegio Del Rosario y con la calle De La Enseñanza pues allí se ubicaba este convento.

Podemos ver la profunda creencia religiosa que tenían los santafereños con calle como Del Angel Custodio, De Las Animas, De La Capilla De Jesús, De Las Cruces, De Jerusalén, De Jesús, Del Oratorio, Del Pecado Mortal, y de un centenar de santos como San Alberto, San Alejo, San Camilo, San Diego, San Ignacio, San Juanito, San Rafael, Santa Inés, San Vicente.

Algunas otras fueron testigos de acontecimientos políticos por ejemplo la calle De San Carlos fue sitio de reunión de los conspiradores que asaltaron el palacio de San Carlos la noche del 25 de septiembre de 1828 y también moró Manuelita Saenz. Otra es la calle De La Paz donde falleció el ilustre prócer de la Independencia Estanislao Vergara. En la calle De La Catedral se reunió el primer congreso de la República el 22 de diciembre de 1810. En la calle De La Conquista falleció el historiador Don José M. Grot. En la calle De Borja murió José Asunción Silva. En la calle Del Socorro vivió Don José María y Don Manuel del Castillo Rada, próceres de la Independencia, y Pedro Celestino Suero fusilado a causa de la conspiración de 25 de septiembre de 1828. La calle De La Soledad murió Manuel Murillo Toro. En la De La Portería vivía el General José María Córdoba. En la calle De La Universidad tuvieron lugar las primeras sesiones del senado de La Gran Colombia. En la calle De La Carrera nació Antonio Nariño.

Después de esta breve reseña tengo razones de sobra para afirmar que los nombres de las calles son de suma importancia para la identidad nacional, como he mostrado se ven reflejados en éstos las creencias populares como las leyendas, la religión, la política y otros de siglos pasados que son la base de lo que ahora somos.

Cabe anotar que entre las fechas de origen de estos nombres y los nombres actuales existio un segundo sistema, entre 1849 y 1876, para referirse a las calles que ya no se relacionaban con hechos acaecidos allí sino fueron seleccionados al azar sin ninguna relación con el lugar, como calle De Veraguas, carrera Del Choco, De Tunja, De Venezuela, De Casanare, De Caquetá. Esta nomenclatura aunque está consignada en el libro de De La Rosa se encuentra aún más olvidada que la anterior pues no tiene nada de divulgación de dominio público.

Podemos concluir que a pesar de los esfuerzos que han hecho en conjunto los ciudadanos, las universidades, el Estado por recuperar este patrimonio histórico, la divulgación no ha sido suficiente, aún se siguen perdiendo los nombres, cada vez desaparecen más de la identidad, no hacen parte de una memoria colectiva y no son legitimados como riqueza nacional. No cumplen el papel con el cual fueron concebidos, pues hacían parte de una cotidianidad que con el paso de los años se convirtió en identidad para lentamente ir desapareciendo.

Bibliografía

 

Fentress, James y Chris Wickhman. Memoria social. Editorial Frónesis Cátedra, Universidad de Valencia, Madrid, 2003. Capítulo 3 Memorias de clase y grupo en las sociedades occidentales.

Le Goff, Jacques. Documento/Monumento en El orden de la memoria. El tiempo como imaginario. Ed Paidós, 1991.

Montenegro, Alirio. La evolución del concepto calle y su aplicación al barrio la candelaria. Universidad de la Salle, Bogotá, 1989.

Rosa, Moisés de la. Calles de Santafé de Bogotá. 2da edición facsimilar. Bogotá, Academia de Historia de Bogotá, 3° mundo editores, 1981.

Rojas, Walter. El origen de los nombres de las calles de Bogotá: de paseo por la historia. Revista Cromos No. 3617, mayo, 1987 Págs. 46-48



Veo que estás todavia en tu planeta filosofándo, es decir dándole cuerda a aquella discusión que teníamos de Sartre en tu Space… genial, es asi como me gusta leer ahora tus artículos jejeje. Y llegarás fácil a ésta conclusión porque tu redacción es ahora monumental.

Otra paradoja, todo esta interconectado (teoria de las supercuerdas), me entiendes!!!!, otra cosa, hace bastante que no sonries, sonreir en todo el sentido de la palabra, es que acaso no sabes que solo con una sonrisa se puede modificar a todo el universo en menor a mayor medida!! asi que por favor cuendo leas esto, saca una de tus maravillosas sonrisas de aquellos tiempos, que seguro al menos nos llegará a los que te queremos mediante un leve susurro cósmico.

En cualquier caso, cada vez que vuelvo por aquí recuerdo que ahora si me gusta la decoración de lo que escribes y de tus palabras, pero luego se me olvida y no paso en mucho tiempo en otras cosas… a ver si cambio eso 😉



CAROLINA says:

ME PARECE EXCELENTE ESTE ARTICULO, AL LEERLO UNO SE DA CUENTA DE MUCHAS COSAS QUE PASARON Y QUE AHORA UNO SE PREGUNTA. MUY BUENO.



Adriana says:

eH{!} Bonissimo …
Llevo casi 2 horas tratando de encontrar esta info
[realmente me interesaba saber el porqué de todos esos nombres]
no quiere decir que con esto me quedo, jaja ahora me interesa mas que al principio
seguire leyendo … seguire buscando
aunque lo dudo que en la red! jejej
bn! gracias



sandra mora correa says:

Me pareció muy enriquecedora la lectura de los sitios de nuestra ciudad, hay información muy valiosa para nuestras generaciones.



andres says:

it´s a good page but this page would show the history of each street



Alberto says:

Muy interesante esta información. Bogotá por ser la capital de la República es la ciudad de todos pero donde ya casi ninguno conoce su pasado. Este articulo nos muestra esas pequeñas cosas que hacen parte de nuestra historia y que la hacen poseer un misterioso atractivo para nacionales y extranjeros. Los felicito!!



diana cristina says:

me gusto mucho, lo de los siglos me parecio espectacular mandemen mensajes de correo o artos todos los dias



Amparo says:

Todo lo que he leido me parece muy interesante, pero quisiera que hubiera un archivo en donde se pudiera encontrar uno a uno todos los significados de cada nombre dado a las diferentes calles, por ejemplo en mi recorrido encontré que la calle 13 con Cra. 1A en aquel tiempo se llamaba CALLE DE LOS BRUJOS, según los vecinos que disque por que allí vendían hierbas. He tratado de encontrar algo al respecto y no he podido localizar.
Gracias



patricia torres says:

en nuEstro diario caminar, nuestros pasos son recogidos por las calles que atravezamos y que bueno hacer mencion con nombre propio de cuando voy por esa BELLA LOCALIDAD DE LA CANDELARIA, Y saber describir mis experiencias con nombres que tienen mucha historia.
BOGOTA ES BELLA VISITALA, zonecinternational@colombia.com



Raquel Vargas says:

estimado:
coincido contigo en que es una pena que no apreciemos la maravillosa memoria gráfica que representan las placas de la nomenclatura. En México afortunadamente conservamos muchas calles con nombres que aluden a la ciudad prehispánica, a la ciudad colonial, y a la ciudad en la epoca de la independencia, pero no muchos se detienen un momento a preguntarse a quien esta honrando el nombre de cada calle, si lo hicieramos, tendriamos sin duda ciudadanos sumamente cultos, conocedores de la historia de su ciudad y con una fuerte identidad social urbana. En México es interesantísimo recorrer las calles, además de calles con nombres de próceres, santos, y fechas historicas, hay nombres que aluden a tantas temáticas que a veces se encuentran algunas absurdas, como la colonia del mar, que tiene nombres de todas las variedades de peces, asi que una direccion puede ser la calle de barracuda esquina con piraña, o la calle de tiburon entre delfin y camaron; o si de musica se trata, en otra colonia podras encontrar la calle de Ludwin Van Beethoven, entre Franz Listz y Schubert, ¿no es maravilloso?



Myriam says:

Quisiera saber como citarte en un escrito que estoy desarrollando, porque me parecen muy interesantes algunos apartes de tu texto y me sirven para ejemplificar situaciones que planteo en un escrito sobre la vida cotidiana de Bogotá.

Mil gracias



Fèlix Ceballos says:

Excelente semblanza de las calles de Bogotà. Muchas gracias por esto. Neceito saber quièn escribiò esto si lo puedo citar en un texto. uchas gracias de antemano por la respuesta, quedo a la espera.



Dosgómez says:

Realmente es una lástima que se vaya perdiendo el gusto por el pasado, pero comentan algunos de los que te escriben, sería bueno que se elaborara una guía, digamos, como especie de mapa con los nombres y dentro, con textos explicativos sobre sus significados. Felicidades, Dosgómez



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